viernes, 1 de abril de 2011

Cuando la motivación se toma vacaciones

Somos entusiastas. Estamos comprometidos con nuestro proyecto -sea independiente o para un tercero-, y acostumbrados a vestirnos de pasión para llevar adelante nuestras actividades, a puro ritmo. Pero de pronto, un día, empezamos a sentir esa odiosa sensación de “no tengo ganas”. Muchas veces, la misma sensación es más desagradable que el esfuerzo por superarla.

Tranquilidad. Lo primero que debemos hacer es aceptar que es natural que esto suceda. El cansancio, el stress, la rutina son factores que atentan contra nuestra motivación. Podemos permitir que la desmotivación venga de visita a tomar el té, pero no podemos dejar que se instale como huésped permanente.

Por eso será importante que ante la aparición de estos “primeros síntomas de aburrimiento y desgano” uno pueda permitirse un pequeño “break”. Hacer pequeñas pausas para reordenar las ideas, las ganas, los tiempos y las actividades. No olvidemos que todo cambio empieza siempre por un pequeño cambio. Hagamos una pausa:

-Pausa para un recreo: De ser posible, tomarse el día libre, una mañana, una tarde o al menos una hora para hacer algo diferente a lo habitual: salir a caminar por un parque, desayunar en algún lugar diferente, hacer una nueva actividad, etc.

-Pausa para pensar. Preguntarse qué es lo que deseamos realmente hacer, qué es lo que más nos gusta hacer, qué haríamos si pudiéramos elegir. Porque lo bueno es recordar que, siempre podemos elegir.

-Pausa para gratificarnos: Todos necesitamos pequeñas gratificaciones, como muestras de reconocimiento a lo hacemos, a lo que somos y a lo que merecemos. Tendemos, equivocadamente, a esperar que ese reconocimiento provenga del exterior. Sin embargo, es necesario comprender, que somos merecedores del éxito y la felicidad y que no dependemos del reconocimiento de nadie. Por lo tanto, somos genuinos acreedores de los premios que queramos darnos. Este será un gran paso!

-Pausa para un cambio: Tomarse unas horas para realizar algún cambio en el lugar de trabajo. Cuando el desgano llama a la puerta, es momento de hacer limpieza y reorganización de los espacios. Mover muebles, cuadros, adornos, hará que toda la energía del lugar y la propia, se pongan también en movimiento.

-Pausa para reasignación de tiempos. Esta es una sana opción. Asignarle más tiempo a aquellas actividades que a uno más lo reconfortan.

-Pausa para abrir el círculo. Buscar conectarse con nuevos grupos de personas que puedan generar una movilización interesante, aportando nuevos ladrillos para construir.

-Pausa creativa: Leer un libro, realizar alguna manualidad, escribir, ir al teatro o jugar a dígalo con mímica… Lo que sea! Todo emprendedor, todo empresario, todo ejecutivo requiere de creatividad y por lo tanto, hacer pausas creativas es fundamental para que gire la rueda de la creación.

La motivación necesita alimentarse y reinventarse día a día. Hacer una pausa para encontrar los caminos adecuados nunca es una pérdida de tiempo, es un gran enriquecimiento del tiempo.

Los convido con una pausa...
 
Que disfruten la jornada...

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