lunes, 11 de julio de 2011

ECO MARKETING: compromiso real o espejitos de colores?

Hace un par de décadas atrás, las empresas se volcaban masivamente a la certificación de ISO 9000, algunas se aventuraban a la ISO 14000 y otras hablaban de Total Quality.

Muchos se preguntaban si estas prácticas tendían efectivamente, a buscar el garantizar una mejora de calidad de producción, servicio y atención, o se trataba simplemente de una moda impuesta desde publicistas y marketineros.

Los años pasaron y nuevas tendencias fueron sucediéndose. Hoy las palabras "sustentabilidad" y "eco-friendly" abundan en las campañas publicitarias de las grandes marcas. Promociones, auspicios, concursos, premios, gigantografías, maratones, etc. El mundo se inunda de campañas pro-ecológicas. Todos aluden a estos deseables conceptos y nos “venden” sus promesas de hacer un mundo mejor.

Mientras tanto, las políticas indispensables para avanzar sustancialmente en materia de ecología y preservación del medio ambiente no asoman con demasiada lentitud. La contaminación sonora aumenta peligrosamente en las grandes capitales, todavía no sabemos qué hacer con las pilas usadas, separamos la basura en orgánica y no orgánica pero los recolectores la unen y la procesan toda junta, los organismos oficiales siguen usando tubos fluorescentes de alto consumo y aún no se logra el cambio de luminarias y señalización pública por sistemas de iluminación de LED’s que disminuyen el consumo eléctrico drásticamente.

Deseamos y esperamos que el Eco-Marketing se instale como un compromiso real con el medio ambiente y la comunidad y no se trate, simplemente, de una decorativa cadena de espejitos de colores, con el objeto de “parecer” ser lo que no se es.

“Las mentiras tienen patas cortas” dice un viejo refrán que mi abuela repetía incansablemente. Por eso, cuidemos la marca. El mensaje siempre debe ser claro pero también coherente y consistente.

Una campaña eco-friendly nos obliga a ser realmente amigos de la ecología sustentable y no el eco de un discurso de marketing sin sustento.

Graciela M. Losada