Para ello, es conveniente conocer cuáles son las motivaciones que nos mueven a actuar. Si logramos reunir a un grupo de personas con motivaciones compatibles, seremos capaces de formar un equipo de trabajo que actuará como un engranaje para nuestro proyecto.
Repasemos los distintos tipos de motivaciones y sus deseos:
• Por afiliación: Relacionarse con las personas, reconocimiento en el grupo
• Por competencia: Crecimiento profesional, dominio de su labor, alta eficiencia y efectividad
• Por poder: Influir en las situaciones y en las personas.
• Por auto-realización: Realización personal, utilizar toda su capacidad y potencial
Los emprendedores frecuentemente están impulsados por una motivación por logros y suelen elegir colaboradores motivados por competencia. Algunos seleccionan los miembros de su equipo por afiliación, ya que esto les permite trabajar en un entorno de mayor confianza.
Optar por un ejecutivo motivado por poder, puede presentar múltiples aristas. Estas personas tienden a aceptar riesgos y pueden desarrollar un liderazgo muy conveniente para el proyecto si se focalizan en desarrollar poder de la organización y no en el poder personal. Caso contrario pueden generar una influencia negativa quedando anclados en su ambición personal.
Todo individuo, conforme evolucione psicológicamente, se encontrará en algún momento impulsado por una motivación de auto-realización, ya que buscará utilizar plenamente su capacidad y su potencial, mostrando un mayor deseo de autodeterminación y emancipación.
Conocer los motivadores de las personas nos permite seleccionar mejor y obtener mejores resultados. Trabajar con gente satisfecha, nos brinda satisfacción y esta satisfacción es transmitida a nuestros proveedores y clientes para el beneficio general de toda la cadena socio-económica involucrada.
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