Sabemos que la creatividad es un componente indispensable de todo emprendimiento que pretenda sobrevivir exitosamente a la etapa post-lanzamiento.
Pero qué es realmente un proyecto creativo? Es necesario tener un coeficiente intelectual superior o una ráfaga de inspiración divina? Definitivamente, necesitamos descomprimir nuestra propia exigencia. La creatividad no es sólo obra de la genialidad artística o científica. Tener la capacidad inventiva de Da Vinci o Edison sería fantástico, pero muchas veces, se trata de un simple detalle que puede marca una gran diferencia o la combinación audaz de elementos ya existentes. Sobran ejemplos a nuestro alrededor: esos famosos papelitos en taco con pegamento que permiten ser adheridos en casi cualquier superficie para dejar mensajes o resaltar alguna información, el cesto de basura con pedal levanta-tapa, las reglas con lupa para facilitar la lectura, los sobrecitos individuales de café, la lavandina para ropa blanca, etc., etc., etc.
Ser creativo es, ante todo, tener la mente abierta para animarse a “jugar” con ideas, conceptos y elementos por más disparatados que parezcan.
Una idea genial no necesariamente es la más sofisticada, sino aquella que se permite la audacia de la simplicidad.
Ahora, manos a la obra…
Entrá a la cocina de ideas y empezá a probar ingredientes…
Posiblemente, te sorprendas y, no te preocupes, porque igual te copiarán...
No hay comentarios:
Publicar un comentario