jueves, 2 de febrero de 2012

Todo se trata de relaciones

Finalmente, todo se trata de relaciones. Somos producto de ellas. Fuimos creados y creamos a partir de ellas. Por lo tanto, todo lo que somos, lo que hacemos y lo que conseguimos, se basa en una combinación de inter-relaciones.


¿Por qué entonces querríamos ahorrar en relaciones al momento de interactuar con nuestros clientes o posibles clientes?

Las tendencias de marketing nos llevan a personalizar cada día más nuestros productos, nuestros servicios y nuestro mensaje comunicacional. Las empresas invierten en grandes campañas publicitarias que transmitan la idea de que el producto es personal, hecho prácticamente a medida.

Pero, paradójicamente, desde los poderosos sistemas de administración modernos, se busca impulsar e imponer sistemas automatizados de atención, máquinas expendedoras de casi todo, grabaciones y robótica para todos los gustos menos para el del consumidor, con el objetivo de ajustar los costos y reducir, fundamentalmente, los egresos salariales.

Y entonces, la relación se quiebra. Se quiebra la relación interna de la compañía con un accionar tan contradictorio y lo que es más importante, se quiebra la relación con el cliente o posibles clientes.

Habrá que ponerse de acuerdo y determinar qué es lo que nos interesa como empresa.

En este universo de relaciones se pueden intentar múltiples alternativas, pero es necesario tener en cuenta de que no todas las combinaciones son compatibles. El agua y el aceite nunca se mezclarán por más que lo intentemos incansablemente.