Observar la naturaleza siempre nos brinda una excelente oportunidad de aprender.
Los niños cuando son pequeños aprenden movidos por la curiosidad y esa curiosidad los lleva a explorar y a experimentar a través del juego. Con preguntas como: ¿Por qué?, ¿Para qué?, ¿Qué pasaría si?, ¿Hacemos como si…?, van comprendiendo y reconociendo el mundo que los rodea.
La curiosidad está en nuestra esencia, forma parte de nuestro ser. Nadie nos enseña a ser curiosos ni a desarrollar la curiosidad. Ni la escuela ni la universidad nos educan para ello y generalmente, tampoco las familias que terminan hartándose de tantas preguntas que ensayamos de pequeños.
Sí, solitos aprendemos el juego de la curiosidad. Ensayamos, probamos, avanzamos y retrocedemos; nos caemos y volvemos a levantarnos para intentarlo nuevamente, reinventándolo, adaptándolo y persistiendo en el aprendizaje…
Los emprendedores somos como niños investigando opciones para la realización de nuestro sueño-proyecto. La curiosidad siempre será combustible necesario para un emprendedor. Sin curiosidad no existe búsqueda de innovación, de creatividad ni de nuevos horizontes.
Bienvenida sea entonces la curiosidad y todas las preguntas que se nos ocurran sondear…
Graciela M. Losada
para Ger Ayuda
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