Llega fin de año y llega el tiempo de balance. Un balance que
no se circunscribe solamente a sumas y saldos, debe y haber, pérdidas y
ganancias ni determinación de reservas y/o distribución de dividendos. Balances
de resultados económicos, objetivos de marketing y metas particulares. Hablamos
también de balances personales. Balances internos, íntimos.
La brecha entre lo que soñamos, lo que proyectamos y lo que finalmente
logramos hace que en esta época se produzca una especie de brote colectivo de
inestabilidad emocional, desazón, irritabilidad y melancolía como si estuviéramos esforzándonos por hacer equilibrio en una delgada cuerda.
Tal vez, una buena manera de superar este golpe de balance, tenga
que ver con ser un tanto menos rígidos y más misericordiosos con nosotros
mismos, revisando, analizando, corrigiendo lo actuado y lo omitido o errado,
pero sin condenarnos por ello.
Sólo podemos evolucionar; detenerse, lamentarse o quejarse
no son opciones posibles.
Es tiempo de balance. Es tiempo de perdonar y perdonarnos. Tiempo
de revisar la historia sin quedarnos atrapados en su telaraña. Tiempo de
construir puentes, allí donde hubo obstáculos. Es tiempo de prepararse para
crecer y dar un gran salto.
Un salto sin especulaciones pero con previsiones. Un salto
con convicción, sin redes ni simulacros. Un salto hacia el interior para que desde allí, brote lo
mejor de cada uno para que el balance dé siempre positivo.
Feliz Balance 2011!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario