Si sos una persona inquieta, ejecutiva, exigente, creativa, con ganas de hacer y de liberar tu creatividad y esa fuerza interior que no quiere seguir sujeta a la voz de otro Jefe que no seas vos, cálzate gorro y delantal y entrá a la cocina de tus sueños…
1. Conectate con tu pasión. Es fundamental tener en claro el QUÉ QUIERO HACER, y esto está íntimamente ligado al QUÉ ME GUSTA HACER, porque sólo sirve HACER aquello que nos gusta, que nos moviliza y nos apasiona. Es estéril la espera del éxito de la mano de aquello que no se conecta con nuestra esencia.
Nota: si te cuesta identificar QUÉ es lo que te gusta y querés hacer, la sugerencia es pensar en aquello que MEJOR hacés.
2. Investigá. Buscá qué es lo que ya existe en el mercado asociado a esa pasión. Internet es una herramienta excelente para comenzar a explorar.
3. Definí. Es importante que logres definir QUÉ concretamente podrías ofrecer, respondiendo siempre a las siguientes preguntas: POR QUÉ alguien querría este “objeto sujeto a mi emprendimiento”? A QUIÉN le interesaría? DÓNDE lo encuentro? CÓMO llego a él? QUÉ necesito para hacerlo?
4. Planificá. Respondiendo a estas preguntas podés empezar a delinear tu Plan de Negocio.
Nota: aquí tendrás que tener en cuenta todos los recursos propios y externos que necesitarás, incluido proveedores, socios, instalaciones, mano de obra, etc, etc.
5. Asesorate. Es imprescindible chequear los aspectos y requerimientos técnicos y legales para nuestro emprendimiento: registros de marcas, registros de patentes, inscripción formal de la empresa, intervención de organismos autorizantes, políticas y reglamentaciones que afectan o regulan la industria en la cual vamos a incursionar, etc.
6. Controlá. Volvé a chequear tu planificación. Realizá los ajustes que necesites para poder comenzar.
7. Hacé la decisión. Sí, porque las decisiones se construyen, se elaboran, se amasan, se moldean y se hornean hasta que están listas.
Nos seguimos encontrando...