El teatro es el escenario donde podemos jugar al “como sería”,
donde sacamos a pasear nuestras múltiples facetas para descubrirnos y descubrir
a los otros, para comprendernos y desarrollar la empatía, y producir el “encantamiento
mágico” con el entorno.
El “ser” emprendedor que vive en nosotros se desarrolla
interiormente como un personaje con capacidad de evolucionar a partir de su
auto-conocimiento y la potencialización de sus capacidades y habilidades.
Desarrollar nuestro personaje emprendedor es importantísimo, fundamentalmente
en el área de ventas.
Adquirir las técnicas que nos facilita el teatro nos
permite, por ejemplo, un mejor manejo de la no-aceptación del otro. Así cuando
un cliente nos dice “no” podremos
reafirmar con mayor claridad que ese no
es sólo una respuesta a una percepción de lo que está sucediendo en la dramatización
con los personajes, en lugar de un rechazo a mi persona.
Todos podemos acercarnos al teatro y explorar que
posibilidades nos ofrece y para los emprendedores debería ser parte de una
batería de entrenamientos “recetados”. En definitiva, todos somos personajes
actuando nuestra propia obra.
La vida no se puede escribir en borrador, pero a cambio te
ofrece la posibilidad de “ensayarla” en una teatralización lúdica de gran
aprendizaje.
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